Son muchos los cambios que ha generado esta herramienta cibernética en nuestra vida cotidiana, aportando comodidad y poniendo en nuestras manos cantidad de cosas que pocos años atrás eran inviables, como descargarse música, leer libros frente a una pantalla y no en papel, ver gratuitamente las películas en el ordenador, mandar correos (emails) instantáneos o mantener conversaciones a tiempo real, incluso poder verse las caras por la pantalla. Entre todos estos cambios revolucionarios cabría destacar el sufrido en las relaciones sociales.
Esta herramienta nos mantiene interconectados 24 horas al día, 365 días al año, sea cual fuere el punto geográfico; con el único requisito, claro está, de que el usuario tenga acceso a su uso, a Internet.
Las redes sociales están a la orden del día, y son muchas las personas que ven cómo sus relaciones pueden mantenerse a distancia gracias a métodos digitales que difuminan la distancia manteniendo a los usuarios más próximos, incluso muchas de las relaciones se inician navegando en la red. Esto que hace unos años parecía sacado de un libro de ciencia ficción hoy día se ha normalizado estrepitosamente, siendo continuos los avances y prácticamente ilimitados.
El Internet puede llegar a cualquier lado, aumenta la viabilidad en relaciones que antes veían dificultada su situación por la distancia, siendo esta prácticamente inexistente e intermitente. Navegar por la red es mucho más de lo que pensábamos que en sus inicios sería, y sus fines no se pueden determinar, porque una cosa está clara, internet nunca dejará de sorprendernos.
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